martes, 8 de abril de 2014

LA MUERTE : CHARLAS SOBRE UN EVENTO IMPOSIBLE

 
La muerte desde el punto de vista de la Neurometafísica.
Se adjunta previamente un glosario de terminos aclaratorios y que sirven de un buen resumen de los principales aspectos de la Neurometafísica.
 
 
 
[1] MODULOS DE SIGNIFICADO,
Referencia a los seres humanos en el Universo virtual de un Observador. Dado que son igualmente descripciones de una percepción, son seres virtuales, como los personajes de los sueños. Sin embargo, emiten significados complejos mediante el lenguaje.
[2] AyR:
Evento de consciencia. Abreviatura de“Aquí y Recién”. No se expresa como “Aquí y Ahora”, ya que el presente no es posible de ser experimentado, debido a que la consciencia siempre es pasado. Siempre es un “darse cuenta” de algo que acaba de ocurrir.
[3] OBSERVADOR.
Referencia neutra al Parméneon cuando se focaliza en un aspecto de la totalidad rompiendo así la coherencia del TODO y filtrando la configuración de un universo en un cierto instante, el cual, es“observado” por el Parméneon mediante ese filtro. Ese acto de observar mediante el filtro es el Observador. El Avatar representa el fenómeno de la selección de aspectos, grados niveles que arman un Universo. El Avatar, a su vez, genera la sensación de “Yo”.
[4] MORFOSENSACIONES.
El SER, en realidad, es una sensación total que, mientras está en ese estado, no puede ser“sentida”. Al focalizarse en un subconjunto de sí mismo, distorsiona la coherencia sensitiva. A esas distorsiones de la Sensación Total, les denomino “Morfosensaciones”, es decir, sensaciones que dan forma a un universo particular.
[5] UNIVERSO “Y”
Por oposición a Universo “X” que sería el Parméneon o el TODO. “Y” es un subconjunto, de entre los infinitos subconjuntos, de “X”.
[6] AVATAR.
Contenedor del Observador que atestigua un Universo “Y” y representa al filtro. Determina qué y cómo se percibe un universo y da la sensación de continuidad entre diferentes AyRs. En el caso humano, se identifica con la persona social, física y psicológica, en suma, el “Yo”.
[7] PARMÉNEON.
el TODO concebido como agente generador de universos subjetivos.
[8] TODO y NADA .
En el Universo “Y”, son opuestos que se unen en sus extremos como las puntas de un cordel en redondo. Son dos formas de llamar a la coherencia total, desde diferentes puntos de vista. En consecuencia, NADA no es lo mismo que NO SER. En cambio, en el Parméneon NADA y TODO son lo mismo.
[9] AyR YUXTAPUESTOS.
Son las esencias de otros AyR, que se superponen parcialmente al AyR directo (aquel que se está atestiguando en el instante) y que proporcionan los recuerdos, ideas e imaginerías.
 
 
 
 
 
 
El leve aroma a tabaco y piso recién encerado, daban un cierto aire de intimidad intelectual al viejo Bar. Spock fumaba displicentemente su pipa, mientras Filón jugueteaba con los hielos de su vaso de Whisky a medio beber.
 
 
—Te noto especialmente reconcentrado, Filón ¿algún pensamiento aciago pulula por tu cabeza?

Filón, sin levantar la mirada, observaba el líquido al fondo del vaso,  tal vez, esperando encontrar en ese fondo algunas respuestas, como  las brujas en los  calderos mágicos de los cuentos de hadas.

Tras unos segundos, respondió:

—A decir verdad sí, Spock. Anoche tuve una conversación interesante, amenizada por unas cuantas cervezas,  con unos amigos filósofos  expertos en lógica y filosofía de la biología.

— ¡Vaya que coctel más peligroso ese!—rió divertido Spock—. ¿Y cuál fue el tema de la conversación?

—La muerte, Spock.

— O  sea, hablaron sobre nada —respondió Spock sonriendo.

—Conozco tus ideas, Spock y en gran medida las he llegado a compartir, pero  me resisto a una explicación  tan sencilla como que la muerte no existe y por eso no debo preocuparme.

—Puedo entender tu angustia, amigo. La muerte es un número fuerte para cualquier ser vivo, ya que es su terrible antípoda. Creo que sería interesante darle una vuelta al tema. No me extraña que tus amigos lo preguntaran, seguramente, la muerte les inquieta con igual fuerza y emoción  que a ti.

Spock hizo una breve pausa. Prendió nuevamente su pipa y le dio una larga pitada.

— Lo primero que voy a decirte es que la muerte no puede ser experimentada, sólo observada. Y en ese sentido, la angustia que nos provoca la muerte es una angustia ajena. No es propia.

—No te entiendo Spock.

— ¿Es para ti lo mismo verme  aspirar esta pipa o aspirarla tú?

— No,  es claramente diferente.

— Con la muerte ocurre algo similar. La sensación desagradable de atestiguar la muerte de un Módulo de Significado[1] de tu universo personal no es igual a  tu pre-muerte.

— ¿Pre–muerte, Spock?

—En efecto, si vamos a comparar con algo, no podemos comparar con nada. El único paralelismo posible es con tu instante final de consciencia, el último AyR[2] de una línea de precedencia. Imagina que tu último AyR es tomar la mano de tu mujer y ver su rostro. Eso es lo final.  Pero ese instante, al ser atemporal, queda fijado para siempre. No puedes dar un salto adelante para ver que hay más allá del instante en que cierras los ojos. Recuerda que es una ilusión del Observador[3] suponer que los AyRs pasan frente a él como fotogramas de una  película. Cada AyR es único, inmutable e imperecedero.

Hizo una digresión:

—Fíjate que son las mismas características que Parménides atribuía al TODO. Lo cual es bastante lógico: la suma de todos los infinitos AyRs —en lo que respecta a la totalidad en su aspecto de  fenómeno consciente— son equivalentes al TODO. Luego, no es de extrañar que las características de la totalidad se manifiesten en los subconjuntos de ella.

—Pero ¿por qué aseguras que  no hay un AyR  de “nadidad” por decirlo de alguna manera? Podría existir. Una especie de sensación de silencio y oscuridad infinitos.

—Curiosamente, sí existe esa sensación. Y por eso suponemos que la muerte es eso.

—Entonces, Spock, podemos experimentar la muerte.

—No. Esa es una experimentación de un ser consciente que evoca un AyR  de quietud. Eso existe. La razón por la cual aparecen en tu universo los meditadores ZEN, la relajación profunda, etc. es  porque se te está entregando una metáfora: un ejemplo sobre un Observador que experimenta llevando a casi cero sus morfosensaciones[4]. Por ejemplo, el caso de un individuo que se introduzca en una cámara de aislación sensorial. Si se relaja convenientemente, experimentará ese estado. Pero no es un estado de muerte. Lo único que tenemos es a un Observador cayendo en el error de simular un estado imposible.

— ¿Por qué es un estado imposible?

—Porque la muerte supone la no existencia del Universo. Recuerda que Existencia, Observación, Consciencia y Universo son conceptos implicados, es decir, cada cual supone al otro: si no hay Universo, no hay Observador; si no hay Observador, no hay consciencia de observar;  si no hay consciencia, no hay existencia. La equivocación de la gente que imagina la muerte evocando ese estado es no percatarse que se trata de un vivo emulando a un muerto, como si el muerto pudiese ser consciente de su muerte.

Esa mala comprensión es la madre de los errores existenciales: si consciencia está implicada con la existencia, al cesar la existencia, cesa la consciencia y la observación. Entonces, no puedes tener a un Observador “observando” su estado de muerte.

—Me parece coherente tu argumento Spock y me satisface en esta primera parte. Sin embargo, hubo otra pregunta, muy interesante, de mi amiga experta en lógica. Te acepto que no podamos morir, pero, trascurrido el AyR terminal ¿quién te garantiza que volvamos a vivir? ¿Cómo te haces cargo de esa afirmación acerca de vivir nuevamente, incluso, esta misma  vida?

— Muy buena pregunta. Pero tiene ciertos problemas conceptuales previos que creo es necesario despejar. En primer lugar, no existe algo así como un “volver”. No hay precisamente un “eterno retorno”. Esas son elucubraciones propias de la ilusión de movimiento que el Observador experimenta en el Universo “Y”[5]o subjetivo. Ya que cada AyR es atemporal, no existe un retornar, siempre están y estarán; inmutables e imperecederos.  Además, es necesario tener presente que cada AyR  contiene en sí mismo a un Observador, tal que hay infinitos Observadores como AyRs.

—Pero si eso es así ¿por qué sentimos esta sensación de continuidad, de transcurso?

—Por el Avatar[6]. Este Avatar es como un molde o filtro común en una serie de AyRs y ese elemento común se manifiesta en una determinada forma de percibir. El Avatar Filón,  se define como un común denominador en todos los AyR que contienen al  Avatar Filón. De la misma forma como le ocurre a todo Observador que posee un determinado Avatar.

—Pero aún no explicas por qué podemos tener certeza  de no caer en un, como llamarle…  “AyR negro” o si es imposible que se configure un AyR negro y  silencioso, por último, en un retorno a la NADA, de la cual no hay garantías de salir.

—En primer lugar, si caes en un “AyR  negro” como le llamas—cosa que no puedo prohibir a las infinitas variantes del Parméneon[7]—, no estás muerto, ya que si es un AyR,  implica conciencia y existencia, aunque se trate en ese caso  de un universo subjetivo muy rutinario y monótono, te lo concedo. Pero no es el caso de la muerte.  El retorno a la NADA es más interesante… ¿Podemos caer en la NADA y nunca más configurarnos como Observadores?  Si la consciencia surgió en mí producto de un acto irrepetible como mi nacimiento, que provino del TODO indiferenciado  y se extingue con la muerte, retornando al TODO indiferenciado (o la Nada que sabemos, al fin y al cabo son lo mismo[8]) ¿Puedo tener razonables garantías  de volver a ser un Observador consciente, incluso yo mismo de nuevo? Esa es la gran pregunta de tu amiga.

—Exacto Spock. Si el TODO se focaliza permitiendo mi consciencia ¿puede dejar de hacerlo?

—Te daré varios argumentos que justifican mi certeza. El primero de ellos, es el de la co-equivalencia de los AyR.

— ¿Qué es eso? Cada vez inventas mayores rarezas, Spock.

—No es tan complejo de entender. Tú has deducido conmigo que existen infinitas variantes de un mismo instante de vida ¿No es así?

—Concuerdo contigo. Reconociéndonos parte del TODO, el complemento de esa totalidad es este AyR, que debemos sumarlo a ese infinito.  Luego, las posibilidades alternativas son infinitas.

—Exacto, Filón.  Y como todas existen simultáneamente, en este mismo instante, puede ser que  “en el universo de al lado” —por llamarlo de alguna forma—yo esté en mi AyR terminal; es decir, justo antes de la ilusión de muerte ¿O no?

—Es lógico, Spock, y además necesario, si concedemos que se trata de posibilidades infinitas y a la vez, simultáneas.

—Bien, entonces bajo la co-equivalencia de los AyRs  es tan válido el evento final de morir en un universo vecino, como éste evento de conversar,  y ambos son paralelos; uno al lado del otro en un solo instante ¿Me sigues?

—O sea, me quieres decir que, si por un momento nos ponemos en el lugar del AyR de tu pre-muerte…

— ¡Exacto, Filón! Este sería uno de sus AyRs paralelos. Luego, Spock sigue existiendo en infinitas variantes.

—Pero hay un problema Spock. Señalaste que cada AyR tiene su propio Observador. Pero yo soy ESTE Observador, luego no me importa lo que le pase a Filón agónico en un universo paralelo en este instante. Me importa lo que me pasa a mí como Observador aquí y recién.

—Estás cada vez más agudo Filón y me fuerzas a extremar recursos para explicarme. Mi segundo argumento  es la necesaria pérdida de consciencia del Avatar humano.

— ¿Pérdida de consciencia necesaria?

—Sí. ¿No te sorprende que en esta descripción del Universo, como un planeta de seres vivos, el cerebro necesite descansar de tanto en tanto?  Sabemos que en realidad el cerebro es tan inmaterial como todo el Universo subjetivo. Entonces ¿cuál es la necesidad de dormir o de desmayarnos frente a un golpe? ¿Por qué la necesidad de morir, si en realidad no somos vida orgánica sujeta a leyes entrópicas?

—Jamás lo había pensado, Spock. Siempre te planteas interrogantes extrañas.

— Y nuevamente, como te he dicho antes, la clave está en los sueños.

— ¿Por qué en los sueños, Spock…? ¿Qué tienen que ver con la muerte o la continuidad?

—Todo. Sabemos que el cerebro, al no poseer materialidad, es tan sólo otra descripción del Universo “Y”. No alberga nada. Entonces,  las memorias de eventos pasados, las imaginerías y los sueños ¿de dónde vienen o adónde van?

— Me fuerzas a concluir que, si no son productos del cerebro, corresponden a una realidad paralela.

— ¡Brillante mi buen Filón! Los sueños son realidades paralelas, tan válidas como ésta, sólo que por un asunto de precedencia  le llamamos realidad onírica a la del sueño  y a ésta, vigílica, como bien lo decía Schopenhauer.

—Pero ¿qué tienen que ver  los sueños con una pregunta sobre la continuación después de un AyR terminal?

— ¿Has soñado que te matan?

—Si, Spock. Recuerdo una pesadilla en la cual me  perseguían unos hombres de negro en las dependencias de mi trabajo en una noche oscura. Recuerdo también que los muebles de esa oficina estaban cubiertos con plásticos protectores contra el polvo. Esos tipos eran como sombras que me perseguían. De pronto tropecé con el extremo de uno de esos plásticos que cubrían un escritorio y caí. Sentí esos hombres-sombra abalanzarse sobre mí  con cuchillos

— ¿Y qué pasó?

— Sentí algo así como las punzadas de las hojas en mis costillas y grité.

— ¿Y luego?

— Desperté con el pulso a mil y totalmente sudado por el miedo. Fue una pesadilla espantosa.

—Sin embargo, en ese universo paralelo, dada las características de esos sicarios, moriste ¿O no?

—Creo que sí. No lo puedo asegurar.

—Obvio, el estado de muerte no puede experimentarse. Sin embargo, no caíste en la indiferencia de la NADA o el TODO (que al ser opuestos se unen en los extremos), sino que apareciste en tu cama lamentando una pesadilla.

—Es asombroso, Spock. Jamás lo había visto así.

—Los sueños son una bendición. Es un dato del Parméneon para indicarnos que una vez atestiguada una secuencia determinada de AyRs, el próximo paso no es la muerte, sino que otra vida. El de tu pesadilla es el más claro, pero todos los sueños son metáforas  acerca de que atestiguamos secuencias finitas de AyR y, terminada esa secuencia finita, se “instancia”, por así decirlo, otra focalización, pasando la anterior a la categoría de sueño. En efecto, la instancia de pre-muerte es un AyR  tan irrelevante o importante como puede serlo el hecho que te duermas en la noche. Al dormir, pierdes conciencia y técnicamente mueres. Pero como ello es imposible pasan dos cosas: te ves inmediatamente en un sueño, o bien, despiertas nuevamente al otro día. Pero del supuesto momento de inconsciencia del dormir no tienes nada, ni recuerdo, ni paso del tiempo… nada.

—Creo que ya empiezo a comprender tu idea, Spock... Pero  me surge una última pregunta: ¿Por qué en la vigilia tengo noción de historia personal y en el sueño no?

— ¿Cómo que no? Acaso en la pesadilla de los tipos de negro no eras un “tú mismo” con una historia, extraña sí, pero tenías AyR históricos asociados. Sabías que era tu lugar de trabajo ¿O no?

—Así es.

—Ergo, tenías una historia personal detrás.

—Si tienes razón, pero era un sueño muy relacionado con la vigilia, luego, puede haberle “robado  información”, por decirlo así, a la realidad.

—Bien, te lo concederé por un momento. Entonces recuerda un sueño más inusual. Por ejemplo, ¿has vivido en otro tiempo, has sido guerrero, mago o experimentado mundos fantásticos?

—Sí... He tenido sueños así.

—Probablemente no te llamabas Filón ¿O sí?

—Es raro Spock. Sé que tenía otra identidad, sin embargo, me sentía siendo yo igualmente.

—Eso ocurre porque lo que es común en todos los Avatares es su ajuste con el Observador.

— ¿Qué ajuste es ese, Spock?

—Lo similar que tienen todos los Avatares humanos es sentirse “Yo”, que es la expresión del Observador metido en un envase. El envase es el Avatar. A su vez, el Observador, es el Parméneon particularizado en un Universo “Y”.

— ¿Pero el Parméneon no se siente como el “Gran Yo” fuera del envase del Universo “Y” e indirectamente del envase del Avatar?

— Deduzco que no… Ser un “Yo” es una característica de la particularidad. De hecho, el Parméneon no debiera tener consciencia, al menos, como la conocemos, porque la consciencia está unida a un Universo, a un Observador. El Parméneon —si lo vez como totalidad— es infinita coherencia; ergo, no puede darse cuenta de nada. Eso ocurre solamente a nivel del Observador.

— ¿Pero el Parméneon no sentirá algo de alguna forma?

—Habría que preguntarle a él —dijo Spock sonriendo de su travesura intelectual—. Yo hablo desde este lado, hasta donde puedo y me es lícito llegar. Lo que puedo asegurarte es que la consciencia, la sensación de unidad, el sentirse “Yo”, son temas de este lado del universo subjetivo. Fuera de allí, sólo podemos especular. Pero algo sí es cierto: si acá es así, allá afuera no debiera ser igual, sino Parméneon y este subconjunto  serian idénticos.

—Pero hay algo que diferencia a los sueños, Spock. Yo puedo recordar que me acosté anoche, siendo Filón, que luego soñé ser Julio Cesar y que desperté hoy nuevamente. Entonces, hay una continuidad que el sueño no tiene.

—Tendría que preguntarle a “Julio Cesar Filonus” a ver qué opina. Pero tal vez mi último argumento resuelva tu duda, bajo el riesgo de regalarte una involuntaria dosis de angustia.

—Bien, dale. Ya estoy acostumbrado —sonrió pesaroso Filón.

—Hablaste recién de una historia personal. Pero ¿qué es esa historia? ¿No es acaso este instante, más unos poco flashazos de recuerdos los que te hacen creer que tienes toda tu vida “escrita en la uña”, como se dice popularmente de aquel que posee  recuerdos pormenorizados? 

Cuando surges a la conciencia al despertar, tú sostienes que eres Filón, porque traes asociados unos recuerdos que te indican que lo eres a cada instante de consciencia, desde esa madrugada hasta la noche, los cuales van variando de acuerdo a las circunstancias. Fíjate en este detalle: no te acordabas hace un rato de tu historia personal. Ahora lo haces por este diálogo.  Pero ¿adónde dejas a “Julio Cesar Filonus”? Cuando eras él  ¿no tendría a su vez, otros recuerdos de sus propios sueños nocturnos en Roma  y la creencia en su historia personal de días anteriores y años,  de sus batallas, de sus preocupaciones imperiales y domésticas?

—Pero, Spock,  yo puedo soñar con Julio Cesar, pero él no puede soñar mi tiempo. No lo comprendería.

— ¿Y acaso no has tenido sueños estrambóticos que no comprendes? ¿No sería lo mismo que Julio César soñando con esta era tecnológica? Tal vez cuando uno no recuerda un sueño —a pesar que todos soñamos— puede deberse a una realidad tan compleja o superior a esta que simplemente el Avatar vigílico, la “estrambotiza”, no la procesa o la olvida. Recuerda, finalmente, que cada AyR es atemporal y único. Por ello, vivimos eternamente en un último instante.

Spock hizo una de sus acostumbradas pausas que auguran frases para el bronce:

—Estamos sentados siempre en el borde del infinito... 

Luego de esa sentencia críptica, continuó:

—La idea de transcurso la da el hecho que cada instante individual y único de consciencia está asociada a AyRs yuxtapuestos,[9] ordenados por precedencia y modelados por el Avatar, cuyo modelamiento  es el que nos hace pensar que se trata de “aquello que me ha ocurrido a mí durante el día”, pero no tienes garantías al llegar esta noche que al cesar tu consciencia, y al surgir nuevamente, estés en otro tiempo, lugar y Avatar.

Filón abrió desmesuradamente sus ojos con el vaso a medio camino de su boca.

—De cierto te digo Filón que, si uno comprende lo que expongo, debiera temer, no sólo a la muerte, sino que también a cada vez que pierdes la consciencia por el sueño, las drogas o los traumas, porque no sabes si acaso alguien, muy distinto a ti, despierte en este mismo instante en un AyR paralelo, totalmente sudado, por haber  tenido una horrorosa pesadilla….  sobre dos tipos, en un viejo Bar,  que  filosofaban sobre  la muerte.

 

Tras un incomodo silencio, irrumpieron en la mente de Filón aquellas enigmáticas sentencias pronunciadas por Wittgenstein en el Tractatus, cuyo significado, en un rapto de súbita  comprensión, se le revelaron bajo una nueva luz:

 

 

La muerte no es ningún acontecimiento de la vida.  La muerte no se vive.

Si por eternidad se entiende, no una duración temporal infinita, sino la intemporalidad, entonces vive eternamente quien vive en el presente…”[10]

 



[10] Tractatus 64.311

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