martes, 13 de mayo de 2014

EL UNIVERSO SUBJETIVO ¿Un solipsismo cosmológico?

Imaginemos que un astronauta sale al espacio para buscar el límite del Universo. Él pretende llegar a la frontera final, saber qué hay más allá de la radiación de fondo, lo que sería, según la teoría del Big Bang, el límite de universo físico.
 
 
 

Para saber si podrá lograr su hazaña, introduzcámonos en su cerebro, como si fuésemos un espíritu invasor.

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¡Hecho! En este momento estamos dentro del cerebro del astronauta y percibimos  el universo estelar  que él percibe. En este caso, estamos preocupados de los mandos y de los instrumentos.


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En esta otra imagen vemos el universo, como él lo ve a la distancia, dentro de la nave; incluso, un mechón de cabello, cae sobre nuestro ojo izquierdo. (Tengan presente esta imagen N°4, para la explicación que vendrá más adelante).


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Si somos consecuentes con lo que percibimos, nuestro astronauta está encerrado en su universo subjetivo. Avance lo que avance en su nave, siempre estará  en el centro de su universo mental. Este universo varía en imágenes, cercanías de estrellas, nebulosas que va dejando atrás etc..  y que le dan la sensación que se desplaza por un universo físico,  pero dado que, en realidad, ese  universo está contenido en su cerebro, siempre estará inmóvil en el centro de su mundo mental.

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Esta imagen puede ayuda a aclarar lo que ocurre: el universo que percibe el astronauta, el único que puede percibir, está ocurriendo siempre dentro de su cabeza.

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Nunca podrá salir de él, aunque llegue a los confines del cosmos. No puede hacer lo que muestra la imagen abajo: escapar de su subjetividad .

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No puede escapar de su propio mundo interno para contemplar aquello que está fuera de su cerebro. Su mundo mental es  ilimitado, pero finito y constreñido a su cráneo.

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Nadie puede escapar del universo de su mente y contemplar el "allá afuera".


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Sin embargo, las cuatro imágenes  anteriores (6,7,8 y 9), son meramente explicativas, ya que nadie puede observar lo que sucede dentro del cráneo de otro, luego lo único que tenemos es la percepción del astronauta... lo que él percibe.(¿ Recuerdan  la imagen N°4 que les pedí tener presente?  Es la misma que la N°10, abajo )


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Según la neurociencia, la experiencia visual es en realidad bidimensional, como una foto o una lámina que se genera en el lóbulo occipital.  Entonces, todo el mundo del astronauta, lo que en realidad percibe, puede  concebirse como una serie de eventos de consciencia, similares a  fotografías o fotogramas  solitarios,  en un entorno desconocido.

 
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No podemos ni siquiera decir o suponer como en la láminas explicativas anteriores que exista un cerebro real y cráneo real del cual podamos escapar, ya que en los hechos, no somos más que una sucesión de eventos de consciencia como bien  lo intuyeron Hume y Avenarius.
 
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Entonces, por contra intuitivo  que parezca, pero en pleno acuerdo a la explicación neurocientífica actual, que supone que dentro del cerebro se genera el universo que percibimos, nos lleva a una  suerte de solipsismo cosmológico:... el Cosmos, por vasto e ilimitado que parezca, ocurre, ha ocurrido y ocurrirá,  dentro de nuestro cráneo (cráneo cuya existencia, por lo que se explicó antes, jamás podremos acreditar o comprobar).
Y hasta donde yo sé y percibo... allí estamos solos. 
 

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