Los sueños como indicios
Los
sueños vívidos son también una buena analogía. En tales sueños, el Observador experimenta todos los estímulos sensoriales
propios de la vigilia: olores, sabores, tacto, imágenes, sonidos, equilibrio,
propiocepción y exteriocepción. Tan absorbente es un sueño vívido que mientras
se está desarrollando el durmiente no sabe que se trata de un sueño.
Lo lamentable de los sueños vívidos, que
serían el equivalente a la experiencia de la vigilia, en cuanto a calidad de
resolución de los estados mentales involucrados, es que se olvidan rápidamente,
y tras un tiempo corto (algunas horas), sólo se recuerda el hecho del sueño
vívido, la impresión que causó y algunas imágenes y trazos del argumento del
sueño.
Los
sueños vívidos que El Observador ha
experimentado alguna vez y que ha logrado atestiguar claramente por un hecho
fortuito, (como despertarse o ser despertado en mitad del sueño REM), tienen
las siguientes características:
·
Se experimenta todo el repertorio de
estímulos sensoriales: los 5 sentidos, exteriocepción y propiocepción,
equilibrio, nauseas, dolores.
·
No se tiene consciencia en el transcurso que
se trata de un sueño.
·
El sueño respeta las leyes físicas de nuestro
universo: tiempo lineal, sucesión de eventos, gravedad, etc.
·
No se puede influir en el sueño
·
No se sabe lo que piensan los otros
protagonistas
·
No se conoce el desenlace de los
acontecimientos.
·
En este caso, se trata de un sueño no
estrambótico, es decir no hay sucesos fantásticos o reñidos con la realidad
(hay también sueños vívidos estrambóticos).
Francisco Mora ratifica lo anterior al
señalar la equivalencia de procesos cerebrales
que existe entre la vigilia y el sueño REM.
“Ya sabemos que durante el sueño que llamamos de ondas
lentas la corteza cerebral esta
mayoritariamente inactivada, no así, sin embargo, durante el periodo REM o de
las ensoñaciones. En este último periodo del sueño (sueño REM) algunas partes
de la corteza cerebral, como la corteza cingulada anterior, la corteza
prefrontal orbitaria y el núcleo central de la amígdala, se reactivan a niveles
iguales o superiores a los que existen durante el periodo de vigilia”[1].
“Durante el sueño REM (pero no durante el
sueño No-REM) se ha podido observar, mediante técnicas de
magnetoencefalografía, que el cerebro tiene una actividad tálamo-cortical (40
ciclos) muy similar a la que tiene el cerebro despierto”[2].
Entonces,
si no fuese por el hecho que El Observador despierta en algún momento: ¿Cómo podemos
distinguir este sueño de la realidad?
No se
puede. De acuerdo a mi Tesis, no hay diferencias constitutivas. El material con
el que se fabrican los sueños son los mismos con que se fabrica la realidad
cotidiana.
Algunos
filósofos también han comprendido la enorme similaridad entre la realidad onírica y la vigílica, como al
respecto lo señala Schopenhauer:
Tras esos pasajes poéticos, séame permitido expresarme con una
comparación. La vida y el sueño son hojas de uno y el mismo libro. La lectura
conexa es la vida real. Pero cuando las horas de lectura (el día) han llegado a
su fin y comienza el tiempo de descanso, con frecuencia hojeamos ociosos y
abrimos una página aquí o allá, sin orden ni concierto: a veces es una hoja ya
leída, otras veces una aún desconocida, pero siempre del mismo libro. Y así,
una hoja leída aisladamente carece de conexión con la lectura coherente: pero
no por ello es muy inferior a esta, si tenemos en cuenta que también la
totalidad de la lectura coherente arranca y termina de forma improvisada y no
hay que considerarla más que como una hoja aislada de mayor tamaño.[3]
¿Existe, entonces, alguna fuente de diferencia entre un sueño vivido y
la realidad?
Si. La única fuente de diferencia es su
precedencia. En el caso de la llamada
realidad, el estimulo viene directamente del Parméneon e interactúa con
el sistema cerebral y memoria de El Observador. En el caso del sueño vívido el
estimulo viene de su memoria. Es una mezcla de pasadas representaciones que
fluyen sin orden ni concierto (en un sueño estrambótico) o con una línea
argumental más definida (sueño correctamente secuenciado con la realidad).
No obstante, debo apresurarme en advertir que esta diferencia sólo tiene sentido desde
el punto de vista del Observador en estado de vigilia que recuerda un sueño.
Pero ¿Qué ocurre cuando se encuentra inmerso
en el sueño mismo?
Veremos durante el desarrollo de esta Tesis
que los sueños son verdaderas realidades paralelas. Luego, nosotros suponemos
por las experiencias de observación de lo que ocurre a terceros (no respecto
del Observador) que los estímulos nocturnos pueden determinar aspectos de
nuestros supuestos sueños. Pero en lo que respecta al Observador, este puede
constatar sólo que hay alguna relación entre lo que él llama sueño y un evento
inmediatamente anterior que acaece en su
realidad de pre-durmiente en un estadio semi-lucido o de duermevela.
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