Un diálogo entre el Vulcano Spock y el filósofo
terrestre Filón[1],
que creo, logra expresar pedagógicamente
las paradojas del “efecto ventana”:
—
Spock ¿Por qué sostienes algo tan absurdo como que los pensamientos y los
hechos materiales o físicos son lo mismo?
—Te
lo explicaré con un experimento. Pon tu mano sobre la mesa y date un
pellizco… ¿Dónde sentiste el dolor?
—
No, Filón, sin trucos…
—
En la mano.
—
Pero para que te des cuenta que tu dolor fue en la mano, tienes que pensar en
ello.
—
Parece que debiera ser así, Spock.
—
Veamos si podemos adquirir certeza y no sólo un parecer… Si estuvieras desmayado
y alguien te pellizca la mano ¿sentirías dolor?
—No,
Spock. Si no estoy consciente, no puedo sentirlo.
—
¿Y a que te refieres con “consciente” en esta situación, Filón? ¿Acaso a la
generación de un pensamiento que interprete el pinchazo y “te diga interiormente
a ti mismo” aquello que ocurrió?
—De
hecho, es así, Spock.
—
Entonces, al menos estamos de acuerdo en que, lo que realmente da cuenta del
pinchazo para ti, es el pensamiento que “atestigua” —por así decirlo— el hecho
del pinchazo.
—
Es de toda lógica, Spock… Pero ese argumento es tu perdición.
—
¡Fascinante, Filón! Me gustaría saber por qué…
—
Porque si bien el pensamiento permite que me percate del pinchazo sabemos, a
partir de ese instante, que el pinchazo fue en la mano y vuelve a generarse este asombroso dualismo
entre el pensamiento y la materia; entre la mente y el cuerpo.
—
¿De qué mano me hablas?
—
¡No preguntes obviedades, Spock! … Esta mano.
La que pellizqué y que pertenece al reino de lo físico.
—
¿Lo físico, Filón? ¡Cuántas veces debo recordarte el “efecto ventana” cuando
dialogamos sobre la consciencia!
—
No comprendo bien, Spock.
—
Tu mano, la que esgrimes triunfalmente, así como el dolor experimentado, son
todas representaciones mentales de estímulos provenientes del Parméneon. Luego,
tu mano no es algo distinto de tus otras representaciones mentales.
–
Pero ¡eso es terrible, Spock!
—
No es terrible… Es lógico. Si aceptas,
de acuerdo a las Neurociencias, el hecho indiscutible que nuestros sentidos
captan señales desde afuera del cuerpo y estos son interpretados al interior
del cerebro por diferentes estructuras, debes aceptar que el universo que tú conoces es algo que ocurre en tu mente.
Todo lo que ves, recuerdas, imaginas, sientes, en fin, todo estado mental, siempre ha ocurrido
dentro de tu cabeza, que es también una
representación, al igual que tu mano, el
pellizco y el dolor.
—
¿Y cuál es el universo real, Spock?
—El
Parméneon[2]
y tu mundo interior que, paradojalmente, es también parte de él. Pero…
eso es materia de otra conversación.
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& ---------
[1] Elaboré este diálogo
sin saber en ese momento que Berkeley había hecho un ejercicio parecido y con la misma finalidad, donde a sus
personajes les denominó Hilas y Filonús. La coincidencia del estilo y la
semejanza entre Filonús y Filón, no
dejan de sorprenderme gratamente.
[2]
Parméneon: Neologismo por la fusión de Parménides y Eón. Es el TODO desde el
punto de vista de agente generador de los infinitos universo subjetivos que
integran la totalidad
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